De
la pómez a mi corazón
Hay un
angosto camino
Que de
tormentas y diluvios
Se agrieta
estremecido.
Del
suspiro al duro llanto
Hay dos
páginas en blanco
Donde
están mis soledades
Y acumulo
cualquier daño.
Mis
lamentos son quebrados
Mis silencios
se interrumpen
Y con
raudos espadines
Atravieso
mis raíces.
¿A
quién ha de importar
Lo frío
del dolor injurioso,
Si todas
mis alegrías
Son llantos
escabrosos?
A
las aves que huyen lejos
Por mis
estentóreos quejos.
A
las sombras que menoscaban
Mi luz
clara y temblorosa.
A
los dedos que sienten odio
Por
la espina de la rosa,
Por creer
ser falsos rubíes
mis
obsidianas indecorosas.
Deliraré,
seré vino en alguna crátera
Y menguaré
como la luna, fría y pálida.