Levantaría asfaltos y ciudadelas
para llegar a ti, a tus ojos
siempre expectantes a mi mirada
que recogen liberados mis gozos.
Porque tú sabes, amada
ninguna flor se troncha si se aproxima
tu labio inquieto a mi labio ardiente,
ninguna nube opaca los rayos de luz
entre los cuatro centímetros de tu aliento y el mío.
Si navego a ciegas a la deriva
tú, capitana alegre lideras el bajel hacia la luz clara
y me recuesto a contemplar tus gestos
como si Venus fueras en mi vieja morada.
Entonces alzo mis manos cansadas al cielo
para que tu sombra no se pierda contigo
y tener un pedazo de ti siempre en mi navío.
Porque mientras vives, mi corazón respira
y de los pies me brotan alas blancas.
Oh qué oceanos no atravesarían para verte
mietras peinas tus cabellos oscuros ahí sentada.
para llegar a ti, a tus ojos
siempre expectantes a mi mirada
que recogen liberados mis gozos.
Porque tú sabes, amada
ninguna flor se troncha si se aproxima
tu labio inquieto a mi labio ardiente,
ninguna nube opaca los rayos de luz
entre los cuatro centímetros de tu aliento y el mío.
Si navego a ciegas a la deriva
tú, capitana alegre lideras el bajel hacia la luz clara
y me recuesto a contemplar tus gestos
como si Venus fueras en mi vieja morada.
Entonces alzo mis manos cansadas al cielo
para que tu sombra no se pierda contigo
y tener un pedazo de ti siempre en mi navío.
Porque mientras vives, mi corazón respira
y de los pies me brotan alas blancas.
Oh qué oceanos no atravesarían para verte
mietras peinas tus cabellos oscuros ahí sentada.
Entre los bordes de la vida
abandono
mis rezos
pañuelo envejecido de tanto suplicar,
para rendirme a tus brazos de diosa altiva.
Soy porque tú quieres que sea
hablo porque tú demandas mi voz
y amo
siempre
así.
Llorando, riendo, soñando
porque tú me haces vivir.
Y si cien vidas hubiera
las querría
todas
junto a ti.
todas
junto a ti.