lunes, 3 de abril de 2017

Poema de un alma errante

Recuerda las flores blancas,
el cianuro de potasio en polvo,
el duerme-bien y otras recetas
mientras vivas para contarlo.

Recuerda las venas abrirse,
el calor y el viento helado,
los cielos siempre grises,
la calma de no sentir nada.

Tu sexo te provoca náuseas;
ahora empieza la putrefacción.
A lo lejos una voz te llama.
¿Será el destino asolador?

Fúndete con las piedras,
enana de la galaxia Andrómeda
ligero meteoro helado
que rompes mi capa de Ozono.

Qué importa tanto ahora
que desnuda me hallo frente a ti
dejada al olvido con manos de telaraña,
espuma blanca que me hizo gemir.

Suena otra vez el piano,
sus notas graves me recuerdan a ti
y sus notas tristes son tan mías...
Dejemos las cosas así.

Un mes de dolencias atroces
un mes de lágrimas por ti
y en el verso el terror no se alivia
ni esta vida que no quiero vivir.

Terrible primavera,
vienes con el dolor a herir mis huesos como si no oliese ya a cadáver que junto a las viejas venas ya no creces, sólo infectas.

Y me devuelves la soledad
nunca antes tan enorme.
Oh yo quisiera irme con el verano
cuando el suicidio es menos cobarde.