lunes, 3 de abril de 2017

Poema de un alma errante

Recuerda las flores blancas,
el cianuro de potasio en polvo,
el duerme-bien y otras recetas
mientras vivas para contarlo.

Recuerda las venas abrirse,
el calor y el viento helado,
los cielos siempre grises,
la calma de no sentir nada.

Tu sexo te provoca náuseas;
ahora empieza la putrefacción.
A lo lejos una voz te llama.
¿Será el destino asolador?

Fúndete con las piedras,
enana de la galaxia Andrómeda
ligero meteoro helado
que rompes mi capa de Ozono.

Qué importa tanto ahora
que desnuda me hallo frente a ti
dejada al olvido con manos de telaraña,
espuma blanca que me hizo gemir.

Suena otra vez el piano,
sus notas graves me recuerdan a ti
y sus notas tristes son tan mías...
Dejemos las cosas así.

Un mes de dolencias atroces
un mes de lágrimas por ti
y en el verso el terror no se alivia
ni esta vida que no quiero vivir.

Terrible primavera,
vienes con el dolor a herir mis huesos como si no oliese ya a cadáver que junto a las viejas venas ya no creces, sólo infectas.

Y me devuelves la soledad
nunca antes tan enorme.
Oh yo quisiera irme con el verano
cuando el suicidio es menos cobarde.





sábado, 18 de marzo de 2017

Palabra a palabra




En un tranvía mi alma marcha.
Palabra a palabra
como canción de duende
en los prados silvestres
como eco de estigma.


Encuéntrame.
pues ardo en mis cavernas,
dichosa toda ella,
Si tu mano me alcanza.

Estoy atenta,
escucho
la respiración del viento
y sus notas me traen recuerdos
que un día alcanzaré a olvidar.

No hay nadie aquí
Di buenas noches pequeña herida
y cuando despierte vuelve a sangrar
pues quiero ubicar mi vida
en las costras que me dejas
o en los silencios de mis quejas.

Dolor eterno, un sopor siento fuera
vientre, casa, escuela y muerte.

Te agotas con tus sueños arriba
y tu materia gris dormida.
Que dios te ampare joven niña,
apenas te queda nadie.
Respira.

Bostezando la mujer
apagó la televisión y sus fantasmas
antes de dormirse
dejaron de brillar entre sombras.

Que el cielo no te engañe,
eres tiempo que ha de pasar
primero aquí, después allá.
Espacio, olvido y libertad.


miércoles, 15 de marzo de 2017

Evanescencia




¿Te motiva el dolor?
¿Te motiva el sufrimiento?
¿Te motiva el ponzoñoso sabor de la amargura?
¿Eres huracán o rayo de fuego?
¿Te descubre el sustantivo o el verbo?

Siéntate, sorbe tu Chardonnais y medita lento
ahonda en tus bosques de cielo muerto.
Tu lugar de consultas.
Y quizás entonces escuches un crack...

Aún no sabes qué pantalón llevo
o qué tomé en el desayuno
o qué esencia me eché en el pelo
y se hizo de noche en sólo dos movimientos.

Cuando maduran los ciruelos
pasas a preguntar por el color de mis sueños
pero se cierra la escuela para idiotas
y hay cola para entrar.

No soy una luz temblorosa
ni caballo que puedas domar,
soy la voz del pueblo
la mirada no encontrada en tu reflejo
que no alcanzas a otear.

Vuela o haz tu nido en la copa más alta
que el amor no se duela
y derrocha pasiones, si las oyes
pues un día serás sorda
y al otro muda.

¿Y quién te verá entre tanto universo?
¿Qué Atlas sostendrá tu bloque de hielo?

No soy perfecta, tú menos
pero se duelen los ciegos que ven con el corazón
lo que tú sólo miras con esos ojos de serpiente
injertos en tus ancianas sienes.

¿Te motiva entonces el daño?
¿Te motiva ser la primera?

Desde tu casa quieres ver Sevilla
y no sabes mirar ni al cielo

¿Sabes? Yo también estoy muda,
me han callado tus silencios.

miércoles, 8 de marzo de 2017

El triunfo de Melkor



De mis llantos y palabras
de tus huellas mal dejadas
hay un árbol luz de sol
y otro árbol luz de estrellas.

Ilúvatar habría puesto en tus ojos
la última melodía
pero siempre al margen el mal
corrompe a quienes se dejan.
Los Valar nos abandonan y los Mayar sonríen
¿Tanto mal es descrito justo en estas tierras?

De mis llantos nacen criaturas malvadas
y de tus huellas espinas que arrancan la piel.
Una última guerra para esta edad
donde Melkor triunfante se erguirá.

lunes, 6 de marzo de 2017

La primera daga




El pecho que se infarta
condenado a morir
resiste otra flecha.
Tal vez la última.

- Nunca me iré-
estalla en su faringe
con el espacio años luz entre su espalda y el te quiero,
y toda su intención llevada como una cruz.

Los sueños favoritos, pesadillas.
Las dagas amorosas, filosas cuchillas.
Nada que sentir, todo por temer,
por última vez.

Si tuviese corazón ella lo habría devorado,
porque no hay batalla si no hay dos bandos
ni hay amor si no puedes sentirlo
como tantas cosas que no se sienten cuando estás vacío.

Eres injusta, no tienes ojos
y yo te he dado los míos junto a mis armas.
¡Déjame morir, ingrata cazadora!
 Agujero con el que he de convivir,
tu existencia en mi memoria
y atada a existir con tu boca distante
y mis cuencas anegadas, tu alegría.

Fantasmas escucho
y sus carcajadas a buena hora venidas
sentadas a contemplar a mi yo en esta escena ridícula.
El viejo suelo eran arenas, debí saberlo.

Ahí viene la tristeza, bienvenida
allí la locura, buenas tardes
¡oh! y tu indiferencia... buenas noches.

Ella no sabía luchar, obligada por su linaje inexacto
y perdería la lid entre decadencia y desacato
como perdió tantas cosas en el pasado.
Prometida con la vida, anclada al dolor profano
no podría huir con sus flechas
una última vez.

Ahí viene su corona, denle su aplauso
y paseen su rostro por todo el estado
pues véanla bien: dio su corazón
y lo apuñalaron
por primera vez.




martes, 28 de febrero de 2017

Odio

Cuando los sentimientos se convierten en una enfermedad y sólo deseas fluir hasta abandonar las emociones y no sentir nada comprendes realmente tu deplorable estado mental y la espiral hacia dentro infinita que no lleva a ninguna parte. Sólo cavilas, masticas el mismo cemento una y otra vez y mientras tanto tus años te pasan factura, tú no aprendes y se te caen los dientes por cada mordisco mal trazado. Aquella roca de allí se ve más salubre que este endeble ser que desgraciadamente la naturaleza conspiró en crear.
Y yo, una amalgama de fragilidades y grietas sin cubrir que actúa como el Satélite Europa y sin embargo no nos fragmentamos en el espacio ni nos devora ningún agujero negro del cosmos.
El mundo es doloroso y todos quieren llevarse un poco de ti en cada cuchillada, no importa qué es lo que queda de ti, siempre hay puñales a la espera de hincarse en ti y arrancarte un pedazo de carne.
Y yo que nunca aprendo sigo quitándome la armadura ante alguien, ilusa de mí pensando que ya no me causarán más sufrimientos aquellos ante quienes descubra mi espalda sin cicatrizar.
Y esa píldora anti estrés no parece dar resultado para la locura transitoria que se avecina desbocada y sin vías de contención, aquella otra tampoco logra disipar la inminente tormenta de relámpago y fuego ¿Harán el trabajo el resto? Sé que sólo acabará en un sueño para mí y en un susto para otros.
Curiosa por otra parte la forma que tiene mi subconsciente de decirme que algo está en camino, ese mundo, el onírico se ha empeñado en mostrarme a pinceladas el futuro sin mi consentimiento y preveo que así seguirá siendo, ¿A qué se deberá este repentino don? Mi dolor ya fue anunciado y yo lo ignoré...si estas visiones serán frecuentes en adelante, actuaré conforme a ellas y el mensaje que me envían. Alguien del más allá debe estar preocupándose por mí y mi angustia y ha decidido ayudarme mediante estas señales en los sueños, alguien sabe que he sufrido mucho y otro golpe igual o mayor me destruirá definitivamente e intenta evitarlo por todos los medios. Pero no tengo nada que agradecer pues Cassandra tras predecir su muerte no pudo huir de ella y en suma hubo de soportar la tortura de no poder escapar a su destino a sabiendas de cuál era. ¿Seré como Cassandra? He visualizado varias veces mi destino con cuatro años más y cada día que pasa más me siento amarrada a éste y ya empieza a sentirse el gélido aliento de la muerte en mis orejas.
El insomnio continua, no importa cuántas píldoras se hallen en mi organismo, el dolor me mantiene despierta. Gracias, así no tendré que lidiar con las visiones de los sueños que tan cerca de la realidad están. Ya sólo me queda esperar a que los hechos comiencen a confirmar hipótesis, tan crueles como veinte torturas de la Inquisición agolpadas y a la vez en un único individuo.
Odio tener sentimientos, odio no poder apartarme de ellos, odio esta vulnerabilidad, odio mi humanidad, odio mi existencia, odio escribir estas líneas desesperadas a lágrima viva, odio hasta el cielo que me cubre, odio amar tanto, odio esta ingrata vida de machetazos inesperados.

miércoles, 1 de febrero de 2017

Evanescence

Hoy quiero hacerle un hueco en este humilde lugar a una canción de la banda norteamericana Evanescence que ilustra de forma muy exacta la gran mayoría de historias, poemas y líneas que conforman este blog, dejo el vídeo con la letra original y traducida para que sea más sencillo captar esas esencias que tanto se identifican con mis creaciones. Lithium es el título, espero que os guste, no toma más de cuatro minutos echarle un vistazo.
¡Un saludo!

H. E.V
https://youtu.be/bH28oAopF_Q

miércoles, 18 de enero de 2017

Un mundo aparte: Plenitud



Rodeada, sí, estaba rodeada de gente que hacía que me sintiera mejor. No era la única que tenía problemas como esos. Es precioso sentir como la vítrea mirada de otro se refleja en ti de la misma forma que la tuya en la de otros ojos. Nuestros iris estaban rasgados, las pupilas agrisadas y nuestras pieles eran escamas de siluro muerto. Maravilloso, no era la única que vomitaba para no sentir la triple talla de pantalón imaginaria o que mentía constantemente para salvar su trasero ...ese enorme trasero de carne flácida y pasada de cocción. Hasta había logrado ser una persona normal a ojos ajenos, tener parejas y grupo de amigos.

NO. No eran mis amigos pero todos sabemos fingir bastante bien, sentirnos solos en un mundo repleto de personas es una sensación tan atroz que raspa garganta, afila huesos y nos hace ser fantasmas de la supervivencia, aunque ya estemos todos muertos. El conocimiento es la información más poderosa y el arma más tenaz que existe, por ello procuro saber cuanto más, mejor. Un diamante se quebrará con una prensa hidráulica al segundo del ceñido contacto, una magna nevada no cubrirá un camino de cloruro sódico, el ignorante no podrá desafiar la inteligencia del que mucho sabe, sólo si de nada entiende. Cuarenta y cinco golpes reflectantes, cuarenta y cinco de hambre y deshidratación primitiva y seis años de tortura psicológica con descansos para el café y unas cuantas carcajadas rompe-mandíbulas. Y así fue como lo perdí todo, el camino recto es aquel recorrido solitario y único que has de proteger con espada y escudo contra las larvas y los gusanos que se acercan a picar de tu carne muerta, querrán aprovechar los fluidos que tengas y los tejidos más blandos para poner sus huevos y destruirte al eclosionar éstos. Y yo perdí mi cuerpo cuando ya sólo restos de tuétano conformaban mi esencia de deshecho humanoide.
No volvería a prestarle confianza a nadie sin poner de por medio intereses de mi conveniencia pues ellos siempre me necesitarán de cualquier forma y yo sé cómo invertir esas necesidades a mi placer. Por mi paladar habrían pasado tantos sabores como derrotas e inequívocamente habría cedido a la manipulación sistemática para un beneficio exclusivamente propio, aunque eso es algo que sólo yo sabía. Me estaba congelando en un frigorífico de cerdos desgarrados y asesinados a sangre fría, me convertí en esa dura piedra de filos cortantes que no se erosiona y hiere sin perder su color tantas veces como le es posible. Había estado calcinándome a la vista de todos sin advertirlo y extraje el corazón delator que estaba volviendo loco a Poe de mi organismo. La adolescencia pasó sobre mí condenadamente lenta y ligeramente arrasadora. Pero toda bruma visceral, toda amurallada ciudad de piedra fue destruida por el encanto de unos ojos negros que me otearon en medio de un fingido mundo de argucias y enredos.

Encontré mi humanidad.

Parte III

Quería significar algo para ella, de algún modo quería dejar la manipulación sistemática y el interés egoista para poder reconocerme en sus ojos como la que realmente era yo, sin cercos de seguridad. Sin embargo el eslabón perdido del planeta no podía pretender encajar en la cadena de otra máquina sin tener en cuenta los peligros. Yo no era real, era un personaje de Tim Burton con unas ojeras de veinte centímetros de espesor y una vida pintada de gris con motas negras, cuadro puntillista pobre y antiestético.

Me gustaba y deseaba ser abrazada por ella más de lo que imaginaba pero no podía asumirlo, la capa de hielo no se derritió del todo hasta tiempo después.
Cerca de ocho personas intercambiaban palabras y sucesos entre ellos y yo estaba en ese rincón, sobria y quieta observando como de costumbre la precariedad de la raza humana en el proceso de la relación social. Repulsivos.

Y allí estaba ella junto al calor de una rubia ojizarca, arrojando calidez entre tanto frío entumecedor. ¿Por qué fui a contemplar cómo sus ojos sujetaban la mirada de otros? ¿Por qué no me alejé cuando aún estaba a tiempo? Dos razones emergen como monolitos en forma de respuesta: Me gustaba sufrir por causa propia, huía del dolor provocado por razones no buscadas pero hallaba hogar en el inducido por mí y por otra parte, se gestaba un sentimiento que no reconocía y al que no prestaba atención. El amor había clavado sus garras en mi férrea puerta y tenía intención de crecer y vivir ahí hasta que la abriese y pudiera entrar triunfalmente.

- No, has venido a pasarlo mal y a hacer lo de siempre, nada de distraerse y divertirse, se divierten aquellos que se ganan ese derecho y son capaces de ignorar la fiera realidad a la que están sometidas sus vidas en un mundo de necrópolis donde tú eres una semimuerta. No la mires, no es tu cometido esta noche, aunque es tan hermosa como la primera luz del día en diciembre, tan exquisita como un cerezo en flor. Quiero bañarme en sus tiernos labios y quedarme siempre ahí... -Mantuve esa lid en mi cabeza durante todo el tiempo que permanecí en aquel lugar y finalmente empecé a entender que lo que estaba ocurriendo se escapaba a mi control.

¡Vaya! La piedra filosa estaba abriendo una grieta para dejar que alguien socavara su interior y descubriese todos sus miedos y tragedias. Tenía que ser ella y nadie más aunque no supiera porqué. Odié no poder elegir y ser sometida a voluntad del sentimiento pero no quedaba otra que agachar la cabeza y aceptar la inesperada verdad. La sociópata de tercer grado no volvía a la carga esta vez, abrió su puerta y cedió la palabra al corazón el cual no decidía nada desde hacía más de tres años.

Me enamoré.

Yo comparto mis sueños y mi vida a disposición de la de otra persona si mi amor prevalece y se levanta por encima de todo, el vuelo no cesa si las alas de este ángel caído son reparadas. Y volaría tan alto como me dejasen las estrellas. Sin embargo nadie puede conturbar la naturaleza inestable y amarga de esta moribunda existencia, el abatimiento y la angustia son una parte viva y connatural de mi ser que estaría en la tripulación de la goleta y viajarían en la travesía durante la duración de la misma. Y ella lo aceptó, sin tratar de cambiarlo y demostró lo que nadie hubo probado antes.

Fui salvada.

Sus brazos ahora abrazan mi rota figura y me reconozco en sus ojos, veo el esbozo de alma de mi interior a través de sus pupilas y descanso en paz y con placidez sobre sus latidos que a su vez repican junto a los míos. Ya no hay hielo a mi alrededor para ella pues si alza la mano consigue atravesar esa pétrea muralla que tantos años estuvo reforzándose, puede pasar con toda la confianza de un verdadero hogar y quedarse cuanto quiera pues ya no echaré a correr ni hundiré el rostro en mis rodillas. Y ahora somos un sólo aliento, una única tragicomedia de dos personajes de cuya obra son protagonistas.
No obstante yo continúo en mi sofocante congoja de vuelta a las garras cercenadoras de ese falso hogar que tenía junto a unos padres que me ofrecían un amor infravalorado por mi obstinada sociopatía insensibilizadora de la zona de emociones de mi cerebro desde hacía demasiado tiempo.

Yo no he cambiado, sigo colisionando con el mundo hediondo que me rodea y observando con displicencia los cadáveres del cementerio que cavan sus propias tumbas, minuto a minuto, erigiendo una inmensa nube de polvo y gas que asfixia sin cesar. Pero yo no soy como ellos, todavía se puede vislumbrar con cautelosa proximidad el asco y el menosprecio que alojan mis ojos. Y mientras, añoro, amo, deseo, observo, sollozo, odio, abrazo, beso y uno mi cuerpo y alma junto a otro ángel caído que añora, ama, desea, observa, solloza, odia, abraza y besa al tiempo que teje el hilo del destino que nos une para siempre, en un edén mundo aparte del cementerio de cadáveres de lugares vertedero y sucias sonrisas, perversiones, patrañas y horrores localizados.

Vivimos en un mundo aparte. El puzzle de ambas se ha completado sin adhesivo ni uso de fuerza. Natural, esperanzado, sincero.




Empiezo a respirar

por primera vez.

jueves, 12 de enero de 2017

Un mundo aparte: Colisión




Negro, todo se cubrió de oscuridad tiempo ha. Recuerdo cómo mamá me abrazaba cuando lloraba por no querer ir al colegio, allí no estaba segura. Notaba sus miradas de desprecio hacia mí cuando me veían llegar con ese olor a champú de bebé y aquellas camisetas ajustadas que no dejaban dudas sobre mi evidente exceso de grasa. Yo era unas ojeras y unos dientes amarillos que solía irritarse con facilidad cuando me agredían verbalmente. Nunca supe enfrentar la presión con inteligencia como haría años después. Quería huir, no volver a entrar en esas pequeñas aulas para insectos carnívoros y herbívoros donde sólo sobrevivían los más fuertes. Yo era herbívora, débil y asustadiza. Necesitaba contar que con sólo diez años sabía lo que era una depresión porque estaba viviéndola, que las niñas me parecían tan atractivas como los niños cuando sonreían tímidamente, que cuando llegaba a casa sólo quería estar en un pequeño cuarto asfixiante para no ver a nadie y llorar tranquila, que no era fuerte ni tenía suficiente valor como para sobrevivir sola, sabía lo que era la soledad y me aterraba vivir siempre así.
Ahora ya no me aterra, con diecinueve años nos conocemos sobradamente y nos hemos acostumbrado la una a la otra. Me aterraba con diez años porque quería vivir, soñar, reír y en cambio ahora siento comodidad y sosiego pues mi meta difiere mucho de aquellos días. Me hice mayor demasiado pronto y lo negué a capa y espada forzando en mí lo que observaba en los demás como: cosas de niños, cosas de pre-adolescentes, cosas de adolescentes...y me cansé como se cansa el payaso de contar chistes, como se cansa la prostituta de que la humillen por veinte euros. Cambié como los árboles de hoja caduca, llegó el otoño y se me cayeron hasta las ramas. Y allí se quedaron inermes en el suelo todas mis hojas: Hojas esperanzas, hojas sueños, hojas alegría, hojas futuro, hojas vida.


Parte II



Primer cuatrimestre del primer año de carrera y los problemas se han agolpado de tal manera que se me hace imposible respirar. Estoy ciega como los protagonistas de José Saramago, hambrienta como Tántalo, furiosa como Hera y ...es ridículo vivir en un mundo al que no le importa nada en absoluto si tienes hambre, si estás feliz o si tienes un insomnio que provoca una serie de catastróficas consecuencias cada día que avanza.

Somos una carcasa que espera ser decorada de forma tal que consiga agradar a alguien que no necesariamente seamos nosotros, examinan el material por fuera y nos compran si les interesa. Somos esas piezas que habitan en un puzzle de cristal donde tenemos que diseñarnos de forma que encajemos para que éste se complete perfectamente. Si te toca ser pieza central no podrás tener ningún lado informe, por ejemplo. Mi puzzle soy yo misma y tengo que recoger las piezas que se estrellan contra el suelo cada día, ponerles pegamento y apretar para que simulen encajar pero no siempre lo consigo y en ocasiones, cuando caen no tengo fuerzas para inclinarme y recogerlas. Permanezco rota, quieta, perdida.

Febrero ha llegado para instalarse fuerte en mi corazón, demasiada suciedad me salpicó todo este tiempo atrás y ahora que un nuevo mes da comienzo por alguna razón desconocida siento que dejará de salpicarme o de lo contrario acabaré ahogándome con toda la inmundicia de esta  necrópolis cuyas tumbas tienen flores de plástico y todas exactamente iguales.
Las reuniones amistosas no llenan el vacío que tiene mi carcasa, si tuviera una. ¿Por qué todos tienen tantos problemas, se quejan y no hacen nada por solucionarlos? El quiebre de una uña no puede ser un motivo sólido para tener que llorar y lamentarse durante días y verse incapacitado de realizar las tareas domésticas. Una ducha fría en invierno no es razón lógica para una anemia que realmente sólo es fatiga por sedentarismo. ¿Con tanta mentira y tanto exacerbado sufrimiento cómo pretenden forjar amistad entre ellos? Y sin embargo para mi sorpresa me incluyen en ese círculo de envidia y compasión cuando es evidente que yo no pertenezco a esa hermandad de sueños rotos y penitencias eternas. (Siempre sola) Retumba en mi cabeza, empiezo a sentir terror ¿Otra vez? Creía que había aprendido a sobrevivir sin nadie excepto mi propia existencia de semicadáver latente.
Demasiado irreal como para pertenecer a mi mundo. Se corromperán, ensuciarán y mutilarán entre ellos tarde o temprano. Voy a observar muy de cerca, quiero conocer las debilidades que construyen la sociedad tal y como es.

Estoy rodeada de gente y sin embargo me siento tan sola como cuando salgo a pasear en la noche y me vuelvo distante como los astros o inmaterial como la tristeza. Nada me conmueve, nada me impresiona, estoy anclada a mi letargo de infortunio y miseria. En esta noche de febrero podría estar haciendo cualquier otra cosa y sin embargo estoy en esta sala, inquieta sin parar de levantarme para que no sólo mi cuerpo, sino también mis pensamientos se aireen. Cuantas risas de plástico, cuanto contacto falto de sinceridad, cuantas palabras carentes de significado. Todo se esfuma en el tiempo al igual que nuestras vidas desprovistas de seguridad y protección ante los colmillos de cientos de manadas de lobos que esperan atacar en cuanto bajes la guardia. No seré yo una de sus víctimas esta noche, será esa rata de cloaca que debía tres mil euros en cocaína a su camello. Ratas, animales infectos, plagas de enfermos.

Y justo cuando no puedo seguir fingiendo y estoy apunto de ser descubierta por alguno de los presentes me retiro apresuradamente a un dormitorio. Cálmate, sigue jugando en esta partida de ajedrez y podrás volver a la prisión una vez más sin ser interrogada acerca de tu estado anímico hoy. -Me digo a mí misma mientras busco la quietud en el espejo que me refleja. -

- ¡Y entonces el clamor del cielo irrumpió sobre las poderosas yeguas de Diomedes y partió a las salvajes fieras en dos! Y así es como Platón llegó a ser presidente de Macedonia. -Grito mientras me dirijo de nuevo a la sala donde todos están esperando a que continúe la disparatada afirmación que acabo de soltar, sus rostros llenos de complicidad y comodidad me tranquilizan. Ningún escándalo se avecina con mi necesidad de soltar estas insensateces, están acostumbrados y me gusta.

- ¿De quién es esa voz de anuncio? -Pregunta alguien buscando con su voz la mía sin saberlo. Pensé que pasaría desapercibida como siempre.
- Soy yo, supongo. -Contesto antes de que esa voz insista y provoque la ruptura del coloquio entre todos los cadáveres del lugar.

Quien diría que aquella fría noche de Febrero donde mi desprecio por todos y todo superaba cualquier atisbo de amabilidad, haría menguar mi inmisericorde visión del cementerio plastificado en el que vivía y salvaría a alguien de aquel precipicio en el que colocaba de forma automática a todos y cada uno de los muertos. (También ella me salvó a mí sin saberlo).
Nadie me anunció que caería atrapada en un puzzle que no era el mío, que saldría de mi inminente fin en el enfermizo cementerio, que encontraría mi lugar y saldría de la espiral inversa de mi escuálida vida.


Fue ...
tan inesperado ...

lunes, 9 de enero de 2017

Un mundo aparte: Heridas




Gris, la infancia ya ocurrida que mis años dejaron atrás. Sin embargo aún noto como persiste la pesadilla que fue para mí aquel día en que exaltada y empapada en sudor me desperté gritando ese nombre: Marina Inmaculada.
¿Y quién era ella? ¿Por qué tal terror cuando aparecía su rostro en mis gélidos sueños?
Ella sabía que la odiaba, sí, y sentía un rechazo innato hacia todo lo que completaba su ser.

Ella era yo, ahora todos lo saben.

PARTE I

Hoy es un domingo de paletas grises, escalas descendentes hasta llegar al negro que se manifiesta bruscamente en las noches, justo cuando no pueden distinguirlo entre la oscuridad propia del mundo. Salgo a pasear con mi gabardina negra y mi sombrero de jubilado gruñón y con mis pasos contemplo la fría estación de invierno en las calles de este lugar tan solitario y lleno de gente. Están vacíos, ellos no pueden sentirme y me camuflo entre las sombras del desprecio y la suciedad de la ciudad. Se escuchan algunos gemidos de parejas que se follan sin amarse, ella probablemente esté pensando en cómo va a jugar sus cartas para estar con ese otro chico de metro noventa que conoció en la discoteca y le ofrecía la posibilidad de sexo desenfrenado en encuentros ocasionales y gime de placer al pensarlo mientras el chico imagina que esa mejor amiga a la que lleva años queriendo tirarse está en ese momento encarnada en ese cuerpo y se retuerce de placer por él.
Me producen náuseas. Son repugnantes.
Avanzo calle arriba en línea recta por esa misma acera y una luz un poco más adelante me deja adivinar que a las tres y cinco de la mañana, hora actual, alguien tampoco puede conciliar el sueño. Se escuchan llantos mientras me voy aproximando. Es una mujer, cuarenta kilos de piel y hueso -Debería cerrar esas preciosas cortinas blancas- que se duele por no ser lo que las grandes marcas esperan de ella, cuando le dicen qué ha de hacer para estar guapa y aparentemente saludable todos y cada uno de los anuncios televisivos, etiquetas, vallas publicitarias, compañeras de clase, profesoras, vecinos, amigas, desconocidos, enfermedad.
Nada la salvará de ella misma.
Sigo caminando, un estremecedor viento amenaza con aterir mis huesos pero apenas puedo sentir nada, en medio del caos de la noche sólo se siente un vacío inmenso, abismal y continental que cava una fosa profunda en el silencio de la madrugada, empezando por el cielo estrellado. ¿No es hermoso? Se puede distinguir el ruido natural del mundo cuando todos callan, esa hormiga que muere desorientada expulsada de la colonia en la que enferma, no lograba llevar beneficios para todos. Yo soy como ella, soy expulsada del jardín del Edén por no saber cómo satisfacer a los demás y me quedo aturdida mientras veo mi vida pasar sobre mí. El tiempo que se va nunca se recupera y corre en nuestra contra, mañana tendré la piel un poco más envejecida y aparecerá una grieta en alguna parte de mi rostro que anunciará la llegada de una vejez futura de la que nadie escapará. No existe crema que cure la vejez, no existe operación que consiga que vivas cien años más. Todo son mentiras que nos obligan a incluir en nuestras vidas como si fuese nuestro documento nacional de identidad. ¿Somos auténticos o sólo somos usados para satisfacer intereses?
He estado apunto de tropezarme con una lata de la marca Coca-Cola que algún adolescente seguidor del tipo de música que le permite acercar su pelvis con la pelvis de alguna chica ha dejado tirada después de ser usada. Está abandonada, esperando a que alguien la recoja y la lleve a su destino que...¿Cuál es ese destino? Esa lata nunca perecerá, podremos morir todos y esa estúpida lata seguirá ahí, convertida en residuos contaminantes para el planeta. El consumismo en masa nos enterrará a todos junto con el hedor de la fornicación y la corrupción sociopolítica de cada individuo. Nadie está libre de su destino.
He tenido suficiente por hoy, volveré a ese lugar al que por convención he de llamar casa. Yo antes tenía una casa en la que vivía junto con mis padres y una habitación en la que estuve pudriéndome durante intensos años, como aquella manzana incrustada en el hediondo cuerpo de Gregor Samsa, sin embargo aquí también me licúo cual cadáver. Antes de entrar al edificio encuentro sentados a dos chavales en el tranco del portal, quizás estén ebrios o atormentados por haber violado a esa chica de vestido rojo  y tacones altos que les dirigió una sonrisa encantadora. El arte de la seducción se define en el tiempo que te toma tener a alguien bajo el control de tus manos y tus caderas. No saludaré antes de entrar, no significan nada para mí.
El chico rubio de la derecha alza la cabeza en busca del origen del ruido de llaves mientras su amigo aún sigue conmocionado por la noche y no se mueve ni un centímetro. El rubio ha visto la decadencia en mis ojos, el asco en mi rostro y sabe que no es un buen momento para entablar cualquier contacto con esta mujer de diecinueve años cansada de existir en un mundo de mierda. Se aparta y deja que entre con la mesura que me precede. Esta noche no usaré el ascensor, quiero tardar en cruzar el umbral de la puerta de mi falso hogar al que suelo llamar prisión en mis pensamientos.
Un ambiente salado y agrio me recibe con los brazos abiertos pues la soledad siempre está dispuesta a abrazarte y cuanto más desanimada te nota más fuerte ataca tu cuerpo y tu alma, si es que yo tengo de eso.
Al fin ha amanecido, lo sé porque a pesar de habitar un dormitorio sin posibilidad de luz natural, los vecinos del piso de arriba empiezan a discutir, nunca tienen suficiente, nunca basta. El reloj ha dado ya las siete y veinte, tengo cuarenta minutos para llegar a tiempo a la universidad, territorio hostil repleto de personas mugre y otras tantas cadáveres. Estamos en la morgue esperando fuera a nuestros  médicos forenses para meternos cada uno en nuestra cámara frigorífica cuya identificación son apellidos, nombre y una serie de números que devoran nuestra esencia de humanos y nos convierten en eso, datos, estadísticas, cuentas... sólo somos un montón de números.

-¿Qué tal la mañana chicos? Odio madrugar, a estas horas sólo un café calentito alivia la dura pena de asistir a esta pedante clase. - Ahí está, la delegada de clase, una joven alta delgada y con el cabello largo y lacio de color avellana que estaría dispuesta a chuparle la polla a cualquier profesor con tal de obtener matrícula y regresar a casa de sus padres con unos números que hablan por ella y la definen como una excelente estudiante, será el orgullo de la familia, tendrá unas idílicas vacaciones...Zorra mentirosa. Tu mundo es una mentira aún más grande que las hazañas académicas que dices tener, carroña de pederasta.

-Yo estoy pensando en hacer huelga para que nos quiten horas lectivas de encima, ¡que no podemos más! - Y aquí tenemos al compañero que es un revolucionario y un rebelde delante de un público cuando se abre el telón y no es capaz ni de mantener la mirada a ningún profesor más de diez segundos, su inseguridad le delata pero le gusta esa chica que se sienta a su lado y quiere cautivarla siguiendo el modelo de hombre viril que la sociedad establece y se adhirió en su cabeza como correcto.
Demasiado triste.

Cada uno tiene un papel en esta función y no puede salirse de los esquemas que lo representan pero ¿dónde quedo yo? Ah claro, yo soy la extra de la obra, la que no encaja y tiene que estar fuera mirando, escuchando y callando. Nunca seré como ellos quieren que sea, no tengo dignidad pero todavía tengo la habilidad de pensar y no dejaré que la obtención de unos números mayores de cuatro se conviertan en todo lo que deseo en mi vida durante lo que dure el curso. Sé que voy a suspender porque son las personas normales las que logran esas cosas, la gente como yo vive en un agujero hobbit, medita y espera a que le llegue su hora con entusiasmo y ansiedad. 

Al fin han terminado las clases por hoy, los lunes son insoportables con tantas horas de prácticas, no comprendo que obliguen a los alumnos a realizar siempre todos los ejercicios en grupo, unos sólo callan y copian lo que el líder de ese grupo de cuatro está dictando y otros hablan de cómo le sangran el bolsillo a sus padres los fines de semana con cada borrachera. Se supone que esto promueve el trabajo en equipo y la cooperación y colaboración de varias ideas en común para sacar una única. Ellos creen que lo hacen bien, nunca se paran a pensar en cómo funcionan las cosas.
Patéticos.

Hoy me iré a la prisión antes, no me apetece hablar con esas hormonas con cara de personas que sólo piensan en ellos mismos y sus propios intereses. Hedonistas natos de carencias y faltas que suplen sus problemas con fingidas personalidades dentro de pretenciosos círculos de más personas embuste.
Yo no soy como ellos, no me representan sus modelos de sociabilidad o sus modas efímeras sin rumbo.
Y así tropezará el lunes con el martes y volveremos dentro de siete días al mismo punto en el que estamos. En un edificio sótano al Este de la desdicha, entre el miedo y la opresión, colocándonos nuestras batas de muerto cada mañana con olor a muerte preparados para ingresar en la ya acostumbrada silla cámara frigorífica de las aulas morgue.

Tan decadente...

domingo, 8 de enero de 2017

Volver a ti




Sin tu estrella
no puedo brillar.

Sin tu sombra
no puedo ser.

Eso es todo, hasta ahora.

Los versos se quedan sin tinta
y tú no estás aquí.
¿Cuándo volverás?

El invierno me lacera, la lluvia y el pesar...
Mi corazón está distante
ha roto con las olas, quiere navegar
¿Cuándo volverá?

Sin tu fuego
no puedo arder.

Sin tu aliento
no puedo respirar.

Te has marchado a un supuesto hogar
pero mi hogar es el tuyo y no puedo ir.

Esperé demasiado, tiendo a soñar
como sueñan los presos con la libertad.

Extraño tanto tus besos
que olvidé como besar.

Todo mi amor entero
mora en tu esencia,
¡Están tus finas huellas
únicas en mi cuerpo!

Despido a las tristes palomas
que ya no quieren mi trigo.

No hay noche sin tu abrazo
que mi insomnio deje pasar.

Mi vida se oscurece
no quiere significar,
también se ha marchado,
¿Cuándo...