el fruto prohibido te pudrió
y nunca pudiste ver el mundo
más allá de tu palacio de esclavos.
Princesa,
la gula rebasó tu encanto
y escupiste pringoso jugo tras tu gozo.
Reina de nada,
mártir del deseo y muerta de envidia,
corrompiste el tierno prado
con tus carnes en el suelo tendidas.
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