miércoles, 8 de abril de 2015

Mi armadura acorazada

Pinto rojas las dovelas
que sostienen mi portal,
y las luces que se filtran
entran para matar.

Mi espada es el parteluz,
mi alma escudo de roble,
que alegrías venideras
combatirán con goce.

Ya no ríen mis mejillas
en mi cueva me resguardo
y las flores que adoraba
con rigor ahora espanto.

Mi malla protege el alma,
fiera enjaulada hambrienta
de infamia y calamidad
y nunca contenta.

Los ríos que me rodean
en fuego están tornando
ya no blando la dura espada
mis carnes están cambiando.

Mis caballos tiran de mí
y las heridas están abriendo
canales fuera de sí
y las carnes están cediendo.

En mi cueva de arena y cal
están llorando los jilgueros
a falta de sol y pan
aguzando los tormentos.

Bebí de esa fuente maldita,
y construí una armadura
para matar al corazón
dándole sepultura
a mi pobre desazón.

2 comentarios:

  1. Suena muy bien este último poema, aunque tenga unos tintes de frustración. Tienes un montón de cosas interesante que leer por aquí, así que me llevará un tiempo leerlo todo. Iremos poco a poco. ^^

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  2. gracias, es un lujo que me leas :)

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